sábado, 12 de diciembre de 2009

JUAN JOSÉ...

Sin duda uno de los compositores españoles más destacados del siglo XX y en muchas ocasiones no valorado lo suficiente es el vasco Pablo Sorozábal (1897-1988).

Músico de una solidísima formación y conocido especialmente por ser el último grande de la zarzuela en sus diversas variedades también se trataba de un hombre de cultura más que amplia y con inquietudes diversas, preocupado con las causas sociales y sin ambajes un hombre que hoy llamaríamos "de izquierdas" pero que dificilmente creo que se identificase con ningún partido político actual de los que hoy se ponen la etiqueta. Era un hombre en ocasiones rudo y seco en especial cuando se defendía de aquellos que lo ninguneaban sin motivo; pero a la vez, si uno lee escritos de su autoría también se perfila un hombre cálido, comprensivo, muy humano e incluso tierno.

Vasco hasta la médula aunque de ideas nacionalista muy particulares, en su música se produce un maridaje de diversas procedencias e influencias todo ello logrando un sello muy personal y reconocible y además (buscado en parte pero es indudable el "arte" que lo facilitaba) de un sello marcadamente español (yo diría más aún castellano o madrileño con excepciones) que algunos empeñados en vincularlo más de la cuenta con su compromiso intelectual con el nacionalismo vasco quieren soslayar.

Sorozábal en los últimos años tuvo como uno de sus objetivos lograr que dos de sus obras, las más queridas y valoradas por el músico (él las consideraba sus mejores obras), tuvieran la difusión que se merecían.Se trataba de dos óperas. Con una de ellas "Adiós a la bohemia" con texto de Pío Baroja que se comprometió bastante con la creación musical de la obra, a pesar de lo poco musicales que eran los integrantes de la generación del 98, lo consiguió a medias pues aunque grabada en más de una ocasión con la contatación de que sin ser su obra más accesible era de una calidad pocas veces igualadas en la lírica española, sigue siendo un título representado escasamente. Algo inconcebible en otro pais.

Con la segunda y más reciente, Juan José, drama musical inspirado en la obra de Dicenta y compuesto en 1968, la suerte se le tornó más adversa. Conseguir escucharla en escena fue toda una odisea que lo torturó como pocas cosas en su vida, tuvo que ver como el inminente estreno en el Teatro de la Zarzuela de Madrid se esfumaba allá por los setenta con todo un buen reparto por problemas varios y a causa también de su intransigencia con lo no transigible. En ésta obra se puede encontrar al Sorozábal de siempre pero con una evolución en su lenguaje musical y una adaptación al texto realmente sobresaliente, además de una profundización en ese estilo "parlato" del castellano que es una marca de la casa y un rasgo más que importante.

Pero pasó el tiempo y la obra nunca tuvo la puesta en escena ni mucho menos la difusión que por su valor musical Sorozábal pensaba que debía tener. Y al vasco le llegó la muerte a finales de 1988 con esa espina clavada.

Si Sorozábal hubiera nacido en Italia o en los Estados Unidos, que destino más distinto hubiera tenido su carrera y su obra. Hubieramos tenido seguramente a otro Puccini o quizá a un genio del musical norteamericano. Pero nació aquí, para bien...y para mal. Uno nunca es profeta en su tierra, dice el dicho...

Ahora se acaba de publicar en disco la versión en concierto que en el mes de febrero del presente año se pudo escuchar en su patria chica, San Sebastián, con un equipo vocal e instrumental de notable solvencia, con el que se ha querido en parte saldar una deuda histórica en el panorama musical español. Esperemos que sea un peldaño para una mayor difusión y conocimiento de la obra de Sorozábal más allá de ese puñado excepcional de obras que todos conocen.

Aquí os dejo con un bello fragmento de Juan José

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