sábado, 20 de junio de 2009

Resultan tan difícil...

...sobre todo para algunos por nuestra naturaleza y forma de ser...no rumiar las erróneas decisiones tomadas en el pasado, los equívocos que han marcado y a veces marcan nuestra existencia.

También es difícil e inútil no pensar en las cosas y hechos no vividos o que tercamente nos negamos a aceptar que no pudimos vivir en un momento que ya se fue y no puede volver o que en realidad, en el fondo, ni quisimos ni fueron necesarios vivirlos ni aquel momento tan siquiera o menos aún hoy aunque parezca contradictorio...pero es que ser distinto, diferente, singular dentro de la singularidad a veces nos hace ser personas demasiado obcecadas, dogmáticas, ampulosas, lo que resulta una pesada carga. Y más aún si tememos que esos sentimientos que nos han mortificado tal vez también ronden por la cabeza y pueden hacer mella o transformar a aquel o aquellos a los que queremos, más aún si en alguna ocasión ellos han expresado o dejado entrever esos temores...

Aún con todo me niego a perder la espezanza pues nos queda, y algunos dirán que no es poco o incluso que es muchísimo, tomar una vez más el timón de nuestras vidas, cambiar en lo posible lo que nos aflije y asumir nuestras limitaciones puliendo aquello que no nos gusta o nos daña, disfrutar plenamente del presente y sus cosas buenas aún a pesar de los sinsabores que jalonan y jalonarán el camino y alcanzar ese estado en que éstos no anulen o nubles el placer de los momentos dichosos.

Y es que, además, si eso se logra o se lograse en verdad no sólo nos ayuda o ayudaría a ser más felices, o felices sín más, sino que contribuye a la felicidad de los que nos rodean y en especial de aquellos a los que más amamos y nos aman.

Éstos posiblemente nos sirvan de acicate para tratar de lograrlo, vencer nuestros temores y dudas y quizá, en el caso de aquellos que contamos con el deseo de construir una vida común y plena con alguien amado, de llevar a buen puerto éste deseo de crecimiento personal que al final se convierte en un crecimiento benéfico para ambos.

Si logra uno encauzarse por esa vereda donde la culpa y el miedo no tienen que tener ya cabida, si mantenemos éste deseo, ése espíritu, unido al de amar de corazón a otra persona y saberse correspondido y si la salud lo acompaña...¿no podrá ser uno un ser feliz y sentirse satisfecho con lo que ha alcanzado?.

Quiero pensar que sí. Deseo pensar que sí...hay que pensar que si...por mí y por quién se lo merece...

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