domingo, 4 de octubre de 2009

AL CABALLERO JUAN...

Ahora que ya han pasado unos días de la entrega del Premio Donostia del Festival Internacional de Cine de San Sebastián al gran actor británico Sir Ian McKellen (nacido el 25 de mayo del año 1939 en la ciudad de Burnley, Lancashire, Inglaterra) y su figura en los medios vuelve a la cotidianidad, he decidido hacerle éste pequeño y humilde post en mi no menos humilde blog.

McKellen es sin lugar a dudas uno de los mejores actores del planeta. Para algunos el mejor. En mi opinión no andan muy descaminados quién piensa así.

Actor de dilatada experiencia teatral desde los años sesenta, medio dónde se siente realmente en su salsa y es feliz, no pudo eludir un medio como el cine cuando éste se percató del monstruo escénico que tenía delante. En la década de los sesenta-setenta comenzó con pequeñas intervenciones y otros papeles más o menos importantes en films no dirigidos precisamente para el gran público, pero que logran que su nombre entre los amantes del cine empiece a ser conocido (aunque como digo ya era bien conocido en el ámbito teatral, dónde su Shakespeare era ya un modelo).

Pero será sobre todo en los ochenta cuando Ian McKellen empieza a ser verdaderamente conocido del público en general con interpretaciones en películas como El Caso Profumo, dónde encarnaba el papel protagonista de éste personaje histórico de la historia contemporánea del Reino Unido y que le valiera tantos y tantos premios y menciones.

A partir de entonces sus papeles en el cine se solapan con sus éxitos clamorosos en el teatro, dónde reparte lecciones a diestro y sinestro. En los noventa hará un buen puñado de películas, cómo en Seis Grados de Separación con un jovencísimo Will Smith como protagonista, Dioses y Monstruos con Brendan Fraser, Bent (la adaptación de la obra teatral con Clive Owen)o su famosa intervención en Verano de Corrupción basada en la novela de Stephen King que nos mostrarán a McKellen como mago de la interpretación que es y entrando en el nuevo siglo y milenio, McKellen consigue además otra cosa: ser un actor conocido y admirado ya hasta por las generaciones más bisoñas. ¿Quién no puede vincular el nombre de Sir Ian McKellen con Gandalf, el gran mago de la Trilogía de El Señor de los Anillos o al inquietante y complejo personaje de Magneto de los films de X-Men?.

Ian (Juan en castellano) recibió en 1990 el título de Sir (Caballero del Imperio Británico), el primer escalafón de la nobleza británica. Desde luego fue por sus meritorios y excepcionales trabajos en el escenario y la pantalla y no por una especial afinidad con las ideas un tanto retro y anquilosadas de la alta sociedad británica; recordemos que uno de los temas por los que en los últimos tiempos ha aparecido el "Caballero Juan" en los medios ha sido por su defensa de los derechos de la población LGTB y su reconocimiento y aceptacion con normalidad en sociedad. Nunca McKellen había ocultado su homosexualidad, viviéndola con relativa libertad pero sin hacer ninguna mención pública. Pero Sir Ian no pudo callar ante la perspectiva de que su país aprobase una Ley que prohibía hacer pública su condición sexual a ciertos funcionarios del Estado. Y asi lo declaró en 1988 en televisión, saliendo del armario sin premeditación sino por mero azar cuando rondaba el medio siglo.

Mi admiración por éste actor ha sido desde siempre por su trabajo y luego por cualquier otro aspecto. Durante años ignoraba su vida privada y tampoco era algo que me quitara el sueño. Pero alabo su valentía y admiro cada vez más su calidad artística, de ahí este particular homenaje.

Esperemos que tengamos a McKellen por mucho tiempo con nosotros y que siga haciendo su trabajo como siempre, del diez.

My best Wishes, Caballero Juan...



1 comentario:

  1. Qué bueno que es...me cae muy bien.
    Sigue habiendo riesgo de perder oportunidades de trabajo para los actores de Hollywood que salen del armario...pregúntale a Rupert Everett (que lo dijo así con todas las letras).

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